CRITERIOS DE INSPECCIÓN
Los criterios pueden surgir de dos maneras:
- Por uso (esto es, funcionalmente). Por ejemplo, puede ser necesario determinar las dimensiones por el uso al que está destinado el objeto. Estos criterios se seleccionan de tal forma que el producto terminado tenga el rendimiento, la vida y la intercambiabilidad requeridos.
- Por el usuario (esto es, por la apariencia). Por ejemplo, puede ser necesario que un acabado sea aceptable para el usuario aunque no afecte en modo alguno al funcionamiento del producto.
Una vez seleccionado un criterio, deberá ponerse por escrito y
publicarse como una norma. Siempre que sea posible, los criterios se expresaran
numéricamente para que puedan hacerse mediciones objetivas: si esto no es
posible, deberán tomarse como referencia las muestras existentes. Conviene evitar
las expresiones como ‘lo mejor posible’ o ‘conforme a los estándares comerciales’,
ya que inevitablemente provocan disputas con el tiempo. Las normas nacionales e
internacionales abarcan muchos criterios, y el uso de esas normas promueve la
intercambiabilidad y simplifica el proceso de compra. Puesto que en general
muchas normas (particularmente las que publica el Instituto Británico de Estándares)
son aceptadas por la industria de Gran Bretaña, la variedad de productos en
venta es muy reducida, en tanto que el volumen de productos estandarizados es
considerable. Esto conduce de inmediato a una reducción en los costos de operación.
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